Escribo, pero nunca dije que lo hiciera bien.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Guardado

Este poema tiene historia, pero una historia compartida, tan compartida que de tanto que la compartí, no sé en quién pensé cuando escribí. Mala estructura, malos versos... Pero algo se rescata.

Cuando apareces distante en mi mirada turbia,
busco el no mirarte para no sentirme tuya,
indago en el vacío de un "amor" perverso,
y un pensamiento intenso vuelca el corazón sincero,


quien buscas no mirarme,

quien te pintas inalcanzable,

quien me privas de soñarte,

quien derrites la posibilidad de amarte,

TAN SÓLO TÚ
el perversamente sincero,
el que goza de mi suplicio
en brasas de fuego y hielo


quien transformas
la nitidez de mi vida
en la amargura que te ilumina,
con tu mirada fría
que alejas de la mía.

Me pesa tanto el encontrarte
odio verte y no acercarme,
odio verte y ser amante
de un sueño claramente inalcanzable,

Y te busco ya en la nada,
y te siento cerca,
PERO NO ME LLAMAS,
y grito tu nombre en silencio
solo por hablar de ti
a mis pensamientos,

Y el jubilo de mis ojos
se cultiva con tu sonrisa,
ante todo siento tu voz
que corroe mi alegría,
y en mi mente retumban sus ecos,
que sacian mi agonía,
y quiero asfixiar mi dolor
y verte tan lejos que yo
ya no sienta mas este "amor".

A mi mente le pido olvidarte, que ya me quite este miedo,
que yo ya no sea más cobarde, y que me avecine a alabarte
sin temor de que tu puedas impugnarme.
Quiero ser fuerte y verte partir de mis tendencias,
sacarte del corazón que ya no tiene más paciencia,
ser libre de tus ojos y no sentir mas pesar,
quitarme este odio y así ya descansar.

¡Bendito seas amor mío con piel tersa cual flor de abril!
¡Maldito seas amor mío tus palabras me hacen morir!

Te quiero hoy y siempre perversamente sincero,
te quiero así, pasivo, en silencio y mirarte dormido,
cual ave sin cantar y soñarte conmigo
aunque jamás te pueda "alcanzar". 


Llegas tarde



Hace una mañana tomaba café y sonreía, tuve la gracia de levantarme e imaginar que mi cobardía ya no hervía; y sí, tome la mejor sonrisa de mi baúl, calcine mi miedo, toda mi desdicha y use zapatos de fe con suma alegría. Mi cabello ice con mariposas, y lave mi cara con agua de olvido, de esa que sana y va sanando.

¡Tuve ganas de todo!, deshile los rayos de Sol con paciencia y conté granos de arena para que los segundos ya no fueran, para esperar la tarde, ayer, esa tarde, la tarde que serías tú, la bella ausencia. 

Salí de mi casa con frío, con ganas de encontrarte y volverte mío. Camine las calles con tristeza, por temor de no hallarte y volverme fiera. Porque te llamo AUSENCIA todo el tiempo, hombre, eres silencio, baraña de miedo, segundero de reloj que va muriendo.

Y llegue y no te veía, husmeaba entre la “gente” que alado de ti es una mentira, las ansias de mirarte en locura se convertían, toda yo, era un revuelo de pasión que se evaporaba, porque tú me haces trizas.


¡Pero cuando te hallé!, cuando por fin de hallé, ¡¡corrí entre el viento que espeso se volvía, corté la maleza que enfrente de mí se entretejía, volé, corrí, agoté toda picardía, huí, no quise encontrarte por miedo, por vil desidia!!. 

Y cuando te hallé, cuando por fin te hallé, escondí la risa, luego mi burda y estúpida sonrisa, cegué mis ojos a tu cuerpo, a tu piel vainilla y me vigile la respiración que por ti se disipaba en suspiros que calientes sofocaban la brisa. Tuve miedo, más que miedo… No sabía como controlar el frenesí que se fusionaba con “amor”
pasión
deseo
con dolor que enfría. 

Traspiraba rabia, maldecía mi cruel desdicha, por hallarte pronto y sólo apaciguar mis ganas con veneno de silencio, con mirada fría. 

Justo cuando huí, me creí en libertad, carente de vida y me pregunté: -¿Dónde esta toda mi maldad, mi elocuente risa?
Entonces tropecé, olvide donde estaba la salida, regresé y te encontré de frente en mi pronta huída, te miré y fingí no alegrarme, esa estrategia ya es muy mía… Sólo me acerque y…