Escribo, pero nunca dije que lo hiciera bien.

martes, 1 de noviembre de 2016

Hace una vida que ando vagando entre mis pensamientos incongruentes, silenciosos y mórbidos, pero desde hace tres meses esos pensamientos que antes sollozaban en el infierno de mi mente, han comenzado a ser estridentes hasta un punto que yo llamo: el siguiente nivel de realidad.
La naturaleza humana siempre me ha parecido estúpida... no soporto a ningún tipo de ser humano, aún cuando no me ha demostrado el tipo de persona que son, yo ya he comenzado a odiarlos. No me gustan los compasivos, ni los parlantes, ni los preguntones, ni los ruidosos, ni los inquietos, ni... Podría decir que no me gusta nadie.
¡Misántrop...! me gritaron una vez en la facultad, querían ofenderme después de haber alejado con el humo de mi cigarrillo y con toda la saña del mundo, a grupo de humanos que conversaban acerca del "amor" y toda esa fantasía que hoy considero como la prostitución de lo irreal...  (...)
Estudié cinco semestres de actuaria y a pesar de mi distinguido talento y mi obvia genialidad, decidí dedicarme a no hacer nada, no quise terminar haciendo algo que me premiara ante los ojos del mundo. Los profesores continuamente me acosaban, me aseguraban un futuro prometedor, decían que tomando las clases adecuadas y teniendo una asesoría correcta podría ser alguien importante en el mundo. Me aterroricé y decidí comenzar a embriagarme. Llegaba ebri... a todas las clases por el puro gusto de hacer lo incorrecto, en el fondo me gustaba que me juzgarán...
Poco después, el alcohol ya no apremiaba a mi soledad y tampoco los humanos que me hacían favores carnales después de una copa con somníferos. Pronto comencé a buscar un aliciente entre tanta abundancia, dejé de ver con ojos de humano. Dejé de considerarme una persona para entregarme a la inmoralidad y terminé vagando en las calles como cualquier granuja.
Hombres de toda clase se me acercaban, querían saber de mí, pero mis comentarios egocéntricos e inteligentes, que son típicos de cualquier loc... los irritaban y comenzaban a odiarme, por eso nunca tuve un amigo o amiga, aunque siendo sincer.... tampoco los necesité.

domingo, 14 de agosto de 2016

Luz blanca

Luz blanca
delatora de la noche
entre las rendijas te infiltras
clavas en su cuerpo desnudo
miles de destellos juguetones
lo acaricias sutilmente
con elegancia y sin temores
izas a la cima del placer
que se escabulle 
entre la intimidad de sus muslos
rozas suavemente su pelvis  
acechas a mi deseo furtivo 
y mi pudor no responde..

Luz blanca 

adulas a su cuerpo árido  
y yo consagro mis pasiones 
mi mirada se acalora
se estremecen mis nociones,
me concibo enloquecida
necesito su cuerpo navegando 
sobre mi turbulento mar 
que me agite,
que me desborde.

Luz blanca

ilumina mi tacto hasta su cuello
le besaré la curva de su nuca
para despertarlo de ese sueño
para hacer de él...  

martes, 19 de julio de 2016

Tras una larga jornada de insomnio, decidí levantarme de la puta cama y desnudarme, creo que eran las 3 de la mañana, estaba exhausto, sin embargo, no podía conciliar el sueño.
Había caminado todo el día sin rumbo, la ciudad cada día me parecía más grande, gris y gélida. Estuve buscando una razón que le diera a mi vida: vida; una que no fuera el whisky ni el tabaco, la soledad o los libros... Pero no la hallé, no la encontré por ningún lado; cuando miré un árbol derramar su sabía sobre su piel rugosa, me sentí aún más desdichado, ese árbol lloraba su pegajoso néctar y la ciudad y la gente no lo escuchaban. Creo que siempre había sido un hombre muy sensible... A los 10 años lloré cuando miré a través del televisor el mar y a los 12, cuando por fin lo conocí, me quedé varias horas contemplando su absurdo y la capacidad que tenía para hacerme sentir nada, entonces lloré porque me considere un humano insensible, pero bien sabia que no lo era. Siempre callado, siempre solo, siempre conmigo, siempre le buscaba la vida a todo, a las hojas de los árboles, a los charcos, a los pelos de mis gatos, a mi cuerpo... Incluso a las cucarachas que tapizaban la pared de mi cuarto cuando apenas me dormía. Siempre he sido un amante de la vida...

lunes, 13 de junio de 2016

Lo que quiero

Atragantado traigo el verso que recitan sus ojos,
ahogada traigo la prosa con ginebra,
silenciada la voz, mojigata, 
mi pensamiento adula su burdo cuerpo precioso. 



Sendero de melancolía

La canícula no entibia al corazón moribundo en Mayo.

Hace tres meses que el calor infernal llegó al pueblo, como todos los años, el corazón de la Tierra que es el suelo, está partido. Ayer se le murieron sus tres últimas vacas a Trinidad, le dijo a mi tía que fue por falta de agua, pero yo creo que fue de tristeza. En éste lugar sólo se cosecha desesperanza cuando llega Mayo y el corazón de todos que de por si, ya esta seco y frío, se seca más pero ni siquiera se entibia. 

Yo le dije a Trinidad que la quiero a la buena, pero su corazón está más preocupado por seguir latiendo que por sentir "amor", entonces por eso estoy triste. 

Estoy en la cantina sólo para ver como se evapora el aguardiente mientras pienso en ella, porque es mejor pensarla aquí en un lugar donde halla personas, porque si la pienso a solas seguro que me muero de desamor y nadie se da cuenta. Aunque yo creo que me voy a beber la botella de un sólo tajo, porque el aire es capaz de emborracharse también para ´no ver como se desmorona la miseria de todas éstas vidas moribundas, más la mía, porque no sólo tengo hambre, también me duele el corazón y ese estado de enamoramiento lo he considerado peor que ésta hambre de varios días, porque como sea, engaño a las tripas con un elote a medio pudrir o con aguardiente, pero al corazón no me lo engaño ni viendo su foto, ¿Cómo no podría tenerme lástima la vida o mi propia alma? 

Ya me cansé de no llegar a casa, de quedarme dormido entre la milpa. El otro día un perro me mordió la pierna y me desperté echo la chingada, creo que el pobre ya me daba por muerto y me quería de desayuno. Aquí la miseria es tan grande que hasta los perros ya empezaron a comerse el poco pasto que les deja el ganado, aunque la mayoría de todas formas se muere. Creo que me gustaría ser uno de esos perros, así padecería el hambre y la sed, pero no un corazón quebrantado. 

La última vez que miré a Trinidad estaba desnuda, su piel apiñonada se veía naranja por efecto de los rayos del Sol que para esas horas ya andaba moribundo; su cuerpo lánguido y con finas curvas de inocencia hacía siluetas frías en el suelo....

Ya no voy a leer a Rulfo. 


miércoles, 20 de enero de 2016

Resolana

Cuando me propongo escribir mal, lo hago.


Torrentes de locura

ansiosa melancolía

necedad silenciosa

"amor" que no es amor

y un licor que me
                             enfría.

Dolió y dolió,

dolió todo un día

y yo sé que

el dolor es tangible,

cuando te leo oculto

en cada rima.


Atardeció la pasión

bebí olvido en la cocina

mis manos deletrearon

un último verso,

la resolana  me acarició

y yo con tristeza sonreía.


Dolió y dolió,

dolió todo un día,


pero

basto una pizca de cordura

para dejarme de tonterías.

sábado, 16 de enero de 2016

Cuando callo


Una voz apacible
revive a mis deseos cautivos,
delicada resbalada
por mi conducto auditivo,
llega como un son
de pasión ahogada en suspiros,
es resultado de la lucha
entre mi corazón y el sentido.

Caridad súplica
mi cuerpo enardecido,
la canícula permanece:
aún en diciembre no te olvido.

El invierno suspira,
lo mismo quema el sol
o el viento frío
y mis sábanas heladas
piden el calor dormido
de tu cuerpo...


y


el olvido.

sábado, 9 de enero de 2016

El invierno sigue siendo invierno contigo

Escucha,
tienta con tu oreja a mi pecho,
mis arritmias aumentan en Octubre,
cuando los árboles
tiran sus lagrimas sobre el asfalto,
cuando tiritan con el viento frío.

Mira,
el ozono sí ilumina a mis ojos,
cuando mi nuca cae
sobre mis hombros hundidos.

Siente,
acerca tu mano tibia a la mía,
la luz lunar ya no calienta a mis dedos,
cuando la luna agranda
su contorno de leche,
cuando hasta su luz
entrecierra mis parpados.

Toca,
tu respiración revive a mi piel
con sus vapores,
humedece a mi cuello desierto,
cuando mi vigilia que es insomnio
culmina en llanto
y deshidrata a mi cuerpo moribundo.

Te digo:
el invierno sigue siendo invierno
contigo,
cuando no derrites con la mirada 
el rocío matutino,
cuando besas y tus escarchas
llegan a mi garganta,
cuando ríes enfrías y que rías 
me congela toda el alma.

AMG