Escribo, pero nunca dije que lo hiciera bien.

domingo, 5 de agosto de 2012

Histeria


Saber que no pertenecía a ese lugar me hacía ajena a sentirme bien, hubiera preferido un café y un cigarro, sentarme frente a la ventana y ver como el Sol me penetraba la piel sólo para molestarme… Pero no, ahí estaba, callada, perteneciendo más al aire y al silencio que a la lumbre y a la risa, con los labios tejidos a modo de reproche de mi misma, para castigarme si sonreía, para no decir su nombre y revelar mi cobardía; y pensaba en la urgencia del refugio más íntimo que disipa mi frenesí en noches de invierno y verano, mi cuaderno viejo, mi pluma, mi reunión que en fiesta de llanto culminaba cuando lo pensaba, en él pensaba y recordaba que no es mi amado. ¡Maldito hombre!, frágil, estupido, suculento; más que fe, en él me he encomendado, sin saber que es fuego, llama ardiente, que si le toco en cenizas acabo; pero “estoy” y te miro, entonces tu presencia ya no me alegra los versos, más bien en melancolía voy naciendo, y esta vida sin vida por ti, ya no sabe si tiene dueño. Uní el destino por “coincidencia” mentirosa, tal vez hoy daría todo por vivir la verdad y no condenarme a ser tu sombra, sólo tu sombra, porque ya ni la soledad me reclama tu ausencia, pero la duda la carcome, para después ignorar tu fiera esencia; sé bien que no te quiero, sólo eres capricho que va muriendo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por leerme!