De andar burdo,
con piel amarillenta,
su rostro absurdo
con risa somnolienta.
Estaca que mata,
es él y su simpleza;
en mis manos ata
versos con tristeza.
La confusión es triza,
de su prisa que toca
mi corazón, que iza
pasión que luego derroca.
El céfiro me gritó,
hoy, en su alborada,
que no busque su canto
ni su mirada alborotada.
[Sí, si sentí bien...]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por leerme!