Escribo, pero nunca dije que lo hiciera bien.

jueves, 16 de junio de 2011

Carne de tu carne

A: Esta vez, no necesita dedicatoria...

Si de ti fui
creada,
¡Dios te salve
bendito!,
no por nada
yo te amaba.
¡Si!, mi cuerpo
reclamaba,
volver a tus
costillas,
exhalar tu aire
pulcro,
ser tu piel
y me abrigaras.
Con razón mi
sangre hervía,
a tus venas
aclamaba
y mi cabello
cual cortina,
era el tuyo
no hay mentira.
Santa fue la
arcilla, para las
mujeres un
veneno,
tú el mío, no lo
niego, cuerpo
limpio, mi deseo.
Bellas manos
las de nuestro
Padre, dieron
gracia a tu
piel cobarde.
Pincel divino,
de plata sus hebras,
pintó esos ojos,
esa boca, ese
rostro de canela.
Incienso de su
templo regó
en tus mejillas,
te condenó a
oler a suculenta
vainilla.
Y así nuestro
Dios, te abrigó
en un sueño,
despertaste y
miraste su
largo cabello,
su piel de piñón
y esa finura en
su pecho,
el pecado tu
"amor", y yo quién
imagina aquél
cuento.

2 comentarios:

  1. Original.... muy original, realmente me ha gustado su escrito.

    (pensamiento mío)
    "Mira que todos en algún momento queremos volver al vientre materno, y viene esta chica a querer volver a las costillas"

    ResponderBorrar
  2. Gracias! Mil gracias por pasar! Algún "hombre" me hizo desearlo! jajajaja... Bien SUERTE Y SONRISAS!

    ResponderBorrar

Gracias por leerme!