Escribo, pero nunca dije que lo hiciera bien.

domingo, 6 de marzo de 2011

DULCE DE COCO

A: La Luna

Apelmazado trocito
de nube redonda,
Dios te arrancó
de un beso santo
y te alumbró
con su aurora.
Te dio esencia de coco,
de nardos y rosas,
luego te pulió
con rubí, entre
su canto y la gloria.

Con curvas
muy finas
decoras tu sombra,
amarilla,
blanca y luego
algo roja, si yo te digo
incesante
que eres
mi luz y mi alforja,
que iluminas
mis penas,
sin juzgar, sin ser tonta.

¡Mujer ha
de ser
éste el cielo marino!
,
que te prende
a su oído
sin hacer ningún ruido,
que a veces
no espera
la oscuridad de la tierra,
se apresura
y te usa
en su gran piel turquesa.

Leche de higos dulces,
espesa y lejana
vanidad,
solo calor te hace falta
para alcanzar
la divinidad.
Pero tu albor todo
lo compensa,
bien sabe
Ixchel tu ternura,
tu certeza, de saberte
muy bella,
sin ser altiva
en tu presencia,
alumbrando hasta al hombre
que camina
y ni en tí piensa.

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