Escribo, pero nunca dije que lo hiciera bien.

viernes, 1 de octubre de 2010

MALDITO EL DÍA

Truncado se iluminaba mi camino
sentía que la vida se disolvía sin sentido,
que cuanto yo amaba, se escapaba
y que en un vacío me ahogaba ensalzada.

Justo en el momento de mi muerte espiritual
viniste a mi sendero para mi sangre destilar,
tu presencia me cura el corazón
y tu calida voz me calma la visión.

Con la esperanza de tu imagen no desvanecer
empiezo a quererte una y otra vez,
deseo sentir cerca tu esplendor
y no sacar de mis ojos lo que a mi mente cautivo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por leerme!