Truncado se iluminaba mi camino
sentía que la vida se disolvía sin sentido,
que cuanto yo amaba, se escapaba
y que en un vacío me ahogaba ensalzada.
Justo en el momento de mi muerte espiritual
viniste a mi sendero para mi sangre destilar,
tu presencia me cura el corazón
y tu calida voz me calma la visión.
Con la esperanza de tu imagen no desvanecer
empiezo a quererte una y otra vez,
deseo sentir cerca tu esplendor
y no sacar de mis ojos lo que a mi mente cautivo.
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